miércoles, 30 de diciembre de 2015

¿Estrategia del Caracol, versión Fujimori?

Quien ame el cine latinoamericano, no podrá sino tener entre sus películas favoritas aquella realizada en el año 1993 por el cineasta colombiano Sergio Cabrera, titulada “La Estrategia del Caracol”; una obra maestra sobre la libertad y la solidaridad.
Si bien con esta película, el realizador busca, mediante la imagen, los diálogos y el sonido, motivar en el espectador la defensa de sus ideales, creo también que plantea una estrategia bastante conocida y discutida en libros como “El Arte de la Guerra” de Sun Tzu, mediante la cual cualquier cosa es posible si se logra engañar al adversario y se le hace creer una cosa distinta a la que se está pensando y haciendo, para que en esa distracción, juegue favorablemente la sorpresa.
Lo sucedido hoy en las filas del Fujimorismo sólo puede explicarse si se le ve como una temeraria estrategia, similar a la del caracol, que le signifique quebrar el tope, el techo, la valla, el status quo al que habían llegado desde hace ya más de 10 años, al tener el apoyo de no más del 35% de electores.
Alberto Fujimori y sus sempiternos asesores tienen claro que la candidatura de Keiko trae consigo un enorme problema, el gran rechazo de aquellos sectores que vieron violados sus derechos más básicos, como el de la vida, y de aquellos a los que de alguna forma sí les importa no volver a tener en el poder a reciclados personajes que fueron parte del que es considerado como el gobierno más corrupto de la historia del Perú y quizá del mundo.
Si analizamos las tendencias electorales de la candidatura de Keiko, veremos que en el 2011 ella logra pasar a segunda vuelta con más del 30% de votos, pero es en esa segunda votación que pierde, al no poder convencer a los demás electores de ser una opción nueva, diferente a la de su padre. Hoy, en el 2015, las encuestas vuelven a mostrar una tendencia similar, mediante la cual Keiko está más que fija para pasar a la segunda vuelta, pero ya en esa segunda elección, existen grandes posibilidades de que termine ganando cualquiera que sea su contendor. Y es que más que electores, ella tiene opositores, que ven en ella sólo la fachada de lo que en verdad es el partido de su padre, el sentenciado Alberto Fujimori.
En las últimas encuestas se ha llegado incluso a dudar del liderazgo real de Keiko. La mayoría de personas en el país están convencidas de que el Partido Fuerza Popular es manejado agazapadamente por Alberto Fujimori desde la prisión, tal como se manejan hoy la mayor parte de las bandas criminales que operan en Trujillo, El Callao o Lima. Entonces, frente a ello, ¿qué hacer?, ¿cómo quebrar el techo al que ha llegado Keiko, y poder asegurar así un crecimiento más allá del 35%?. Bueno, aquí es donde entra la estrategia, muy arriesgada por cierto.
Lo principal de una charada, para que tenga opciones de éxito, es que no levante sospecha alguna, que parezca real, como cuando en uno de los programas de “reality” vemos a dos hermanas decirse de todo y meses más tarde perdonarse, o ver a una pareja de esposos decirse que han sido infieles, que el bebé que han procreado es de una tercera persona, que ya no se aman, etc, pero que meses más tarde, salen juntos, luego de haber facturado lo suficiente y de haber captado el “interés” (léase morbo) popular. Y es así como se ha pensado esta telenovela fujimorista, que el día de hoy nos presenta uno de sus capítulos más esperados, que trae consigo el punto más alto del drama, la “pelea con el pasado”, “el rompimiento de la hija con el padre”, tratando de demostrar con ello un “real liderazgo” al frente del Partido.
Y claro está que, para llegar a este capítulo, tanto los actores, como los guionistas y el “director” se prepararon arduamente. Fujimori (léase El Director) preparó el mejor de los sets o escenarios. Para ello, primero dio algunos apuntes a los actores principales (léase Keiko, Kenyi, Cuculiza, Salgado, Chávez y Aguinaga). El inicio debía estar claro. La primera actriz debía señalar que “se va a evaluar a cada uno de los Congresistas actuales”, para ver si iban o no a la reelección. Aquí entraba el segundo actor, el hermano de la primera actriz, que debía poner la voz disonante, convirtiéndose en el némesis de la protagonista principal, argumentando a viva voz que “nadie puede evaluar a los Congresistas ancestrales y leales al fundador del partido”. Aquí, en esta parte entraba un grupo de actores de mucha experiencia (recordar películas como “ellos se desaparecieron solos”, “sin esterilizaciones no hay paraíso”) que debían sentirse indignados e incómodos de ser evaluados.
Pero un gran Director siempre tiene dentro de su guión, momentos cumbre, que acaparan mucha atención. Es por ello que, el némesis de la protagonista principal debía empezar a disparar ráfagas de fuego con frases tales como ¿quién evalúa a los evaluadores?, para que, acto seguido aparezca en escena “una carta”, como cuando aparece un rastro, una evidencia, una prueba de que el drama se torna más interesante. En esta “carta”, el fundador del partido le dice (léase ordena, conmina) a su propia hija que “aquí mando yo”. Todos los espectadores quedamos sin voz, con los ojos abiertos, sin movernos en lo absoluto, a la espera de conocer cuál es la respuesta a estas palabras tan directas, pero por desgracia ya se acababa dicho capítulo y nos veíamos obligados a esperar unos días más por un capitulo nuevo, como cuando esperamos un capítulo de “Breaking Bad”, “24” o “The Walking Dead”.
Y por fin, ese gran día llegó hoy. Vimos a la protagonista salir a leer su perfecto guión, mediante el cual, haciendo caso omiso a las órdenes dadas por el fundador del Partido, señala que 18 de los actuales 35 Congresistas no irían a la reelección, entre ellos, Cuculiza, Chávez y Aguinaga. Y aquí los espectadores se volvieron locos. Algunos no entendían, otros especulaban de que todo se iba al diablo, otros sonreían pensando que era la crónica de una muerte anunciada. Pero mientras eso pasaba, en la “baticueva” (la prisión donde está recluido el Director de esta novela) festejaban el buen desempeño de su staff de actores y actrices, los cuales hoy, luego de la tan anunciada “decisión”, han expresado su “deseo de seguir apoyando” a la actriz principal, de “no irse del partido”, de “aceptar las decisiones de sus líderes”.
Con todo ello, la estrategia fujimorista busca darle una nueva imagen a su “lideresa”, la han declarado “independiente del padre”, han “quebrado” (artificialmente) el lazo que desde el nacimiento de Fuerza Popular ataba a Keiko con Alberto. Ahora tendrán más escenarios, más fotos, más luces, para buscar convencer a más electores (distintos a los comprendidos en el 35% ya ganados) de que este Fujimorismo es distinto al de los 90s, que es moderno, y que lo lidera, desde la libertad, Keiko. Pero como toda estrategia, al ser muy elaborada, es también altamente riesgosa y pudiera terminar convirtiéndose en un bumerán. Sin embargo, un buen ajedrecista podría decirnos que, para ganar, algunas veces hay que sacrificar a tus torres, a tus alfiles y aparentar que el Rey queda solo, para distraer a tu oponente, hacerlo sentir seguro, para que entonces, aparezca la Reina y logre alcanzar la meta propuesta, que gane el Rey.

Entre tanto esta novela siga avanzando, podremos ver si esta estrategia le significó romper con el status quo del 35%, o si terminó por convertirse en un arma de dos cañones, que acabó chamuscándolo todo a su alrededor. Por el bien del país, que así sea.

Dimitri N. Senmache Artola | Analista político| twitter: @senmache | Facebook: /dimitri.senmache | móvil 987-706-591