El respeto a los Derechos Humanos como elemento fundamental para hacer efectivos los derechos a la libertad y la privacidad en Internet
Una
sociedad no puede considerarse libre ni democrática si en nombre de esa
libertad o de esa forma de gobierno se violan o vulneran los derechos
fundamentales de sus ciudadanos. Cualquier mecanismo o acción que un Estado
desee implementar, que de forma directa o indirecta transgreda o recorte, en su
totalidad o en parte, alguno de los
derechos reconocidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos, es un
mecanismo ilegítimo y debe ser denunciado como ilegal.
En
la actualidad, el avance tecnológico, principalmente de las comunicaciones, ha
hecho más visible la globalización. Hoy los límites o fronteras para establecer,
recibir, enviar o difundir una comunicación están a sólo un “clic” de
distancia. La información digital, la Internet, los sistemas de difusión e
intercambio de datos, han hecho posible que cualquier ciudadano en el mundo
pueda conocer qué, cómo y cuándo ocurre un hecho, casi al instante de haberse
producido, y tenga la libertad de comentar sobre éste; pudiendo ser dicha
opinión difundida no sólo a su entorno familiar o amical cercano, sino también
a todo el mundo.
Pero
lo que para muchos significa un enorme avance en las comunicaciones, que
permite que el derecho a opinar o expresarse libremente sea una realidad y que
no sólo sea propiedad de ciertos medios de comunicación o periodistas
reconocidos; para otras personas, en especial algunos gobiernos en el mundo, les
significa un escenario que hace peligrar, o en todo caso cuestionar el poder
que siempre han ostentado, puesto que manejar la información, ocultándola o
mostrándola en parte, ya no les será posible.
Es
en este contexto que algunos gobiernos intentan promover políticas que tienen
como objetivo recortar ciertas libertades, principalmente la de libertad de
expresión, opinión y la propia privacidad personal, en favor, según dicen, de
la seguridad y la defensa nacional. Y para que estas políticas no encuentren
mayor freno ni crítica por parte de la ciudadanía, se valen de un método casi
siempre utilizado en estos casos: infundir temor.
Es muy
cierto que con el avance tecnológico, nuestras sociedades han visto aparecer
nuevas formas delictivas, o en todo caso, delitos ya conocidos pero con nuevas
formas de expresión. Acoso, extorsión, estafa, abuso, intromisión, robo de
información, entre otras modalidades delictivas utilizadas por criminales y
terroristas, han aparecido con mayor fuerza, casi siempre valiéndose del
anonimato que supuestamente brinda la Internet. Sin embargo, nada de ello puede
servir de excusa para violentar o trasgredir el derecho que tiene todo ser
humano a ver protegida su privacidad, su información y su derecho a expresarse
libremente.
Los
Estados democráticos en todo el mundo han suscrito diversos acuerdos y tratados
que tienen por objeto enfrentar delitos cometidos por organizaciones
criminales, lo que es correcto; sin embargo existen ciertos hechos que hacen
presumir la voluntad de algunos gobiernos de utilizar la Internet como una
herramienta de censura en contra de derechos como la libertad de opinión,
pensamiento y expresión. Esta sensación ha ido en aumento debido principalmente
a recientes escándalos en el mundo, entre ellos el caso de los Wikileaks, o la
información que un ex agente de la CIA, Edward Snowden, dio a conocer al mundo
entero sobre las tareas que esta agencia realizaba contra diversos países y
autoridades, violando su privacidad. Diversos documentos oficiales, de carácter
reservado, terminaron divulgándose por Internet, demostrando lo fácil que es
para algunos gobiernos invadir la privacidad de las personas, esgrimiendo como
tonta excusa la bandera de la seguridad y la defensa nacional.
Queda
claro que no podemos ni debemos aceptar la premisa de que para asegurar la
seguridad y la defensa de una Nación, debamos permitir que se recorten nuestros
derechos. Por el contrario, es en el respeto de los derechos humanos donde
radica el mecanismo para enfrentar todo acto que busque violentar nuestra
seguridad, sea personal o nacional.
Dimitri N. Senmache
Artola
Presidente de la Red Peruana contra la Pornografía Infantil
Consultor especialista en gestión y seguridad de la información
senmache@gmail.com
Twitter: @senmache