martes, 24 de mayo de 2016

El respeto a los Derechos Humanos como elemento fundamental para hacer efectivos los derechos a la libertad y la privacidad en Internet

Una sociedad no puede considerarse libre ni democrática si en nombre de esa libertad o de esa forma de gobierno se violan o vulneran los derechos fundamentales de sus ciudadanos. Cualquier mecanismo o acción que un Estado desee implementar, que de forma directa o indirecta transgreda o recorte, en su totalidad o en parte,  alguno de los derechos reconocidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos, es un mecanismo ilegítimo y debe ser denunciado como ilegal.

En la actualidad, el avance tecnológico, principalmente de las comunicaciones, ha hecho más visible la globalización. Hoy los límites o fronteras para establecer, recibir, enviar o difundir una comunicación están a sólo un “clic” de distancia. La información digital, la Internet, los sistemas de difusión e intercambio de datos, han hecho posible que cualquier ciudadano en el mundo pueda conocer qué, cómo y cuándo ocurre un hecho, casi al instante de haberse producido, y tenga la libertad de comentar sobre éste; pudiendo ser dicha opinión difundida no sólo a su entorno familiar o amical cercano, sino también a todo el mundo.

Pero lo que para muchos significa un enorme avance en las comunicaciones, que permite que el derecho a opinar o expresarse libremente sea una realidad y que no sólo sea propiedad de ciertos medios de comunicación o periodistas reconocidos; para otras personas, en especial algunos gobiernos en el mundo, les significa un escenario que hace peligrar, o en todo caso cuestionar el poder que siempre han ostentado, puesto que manejar la información, ocultándola o mostrándola en parte, ya no les será posible.

Es en este contexto que algunos gobiernos intentan promover políticas que tienen como objetivo recortar ciertas libertades, principalmente la de libertad de expresión, opinión y la propia privacidad personal, en favor, según dicen, de la seguridad y la defensa nacional. Y para que estas políticas no encuentren mayor freno ni crítica por parte de la ciudadanía, se valen de un método casi siempre utilizado en estos casos: infundir temor.

Es muy cierto que con el avance tecnológico, nuestras sociedades han visto aparecer nuevas formas delictivas, o en todo caso, delitos ya conocidos pero con nuevas formas de expresión. Acoso, extorsión, estafa, abuso, intromisión, robo de información, entre otras modalidades delictivas utilizadas por criminales y terroristas, han aparecido con mayor fuerza, casi siempre valiéndose del anonimato que supuestamente brinda la Internet. Sin embargo, nada de ello puede servir de excusa para violentar o trasgredir el derecho que tiene todo ser humano a ver protegida su privacidad, su información y su derecho a expresarse libremente.

Los Estados democráticos en todo el mundo han suscrito diversos acuerdos y tratados que tienen por objeto enfrentar delitos cometidos por organizaciones criminales, lo que es correcto; sin embargo existen ciertos hechos que hacen presumir la voluntad de algunos gobiernos de utilizar la Internet como una herramienta de censura en contra de derechos como la libertad de opinión, pensamiento y expresión. Esta sensación ha ido en aumento debido principalmente a recientes escándalos en el mundo, entre ellos el caso de los Wikileaks, o la información que un ex agente de la CIA, Edward Snowden, dio a conocer al mundo entero sobre las tareas que esta agencia realizaba contra diversos países y autoridades, violando su privacidad. Diversos documentos oficiales, de carácter reservado, terminaron divulgándose por Internet, demostrando lo fácil que es para algunos gobiernos invadir la privacidad de las personas, esgrimiendo como tonta excusa la bandera de la seguridad y la defensa nacional.

Queda claro que no podemos ni debemos aceptar la premisa de que para asegurar la seguridad y la defensa de una Nación, debamos permitir que se recorten nuestros derechos. Por el contrario, es en el respeto de los derechos humanos donde radica el mecanismo para enfrentar todo acto que busque violentar nuestra seguridad, sea personal o nacional.

Dimitri N. Senmache Artola
Presidente de la Red Peruana contra la Pornografía Infantil
Consultor especialista en gestión y seguridad de la información

senmache@gmail.com
Twitter: @senmache