Seguridad Ciudadana Digital
Cada vez que hablamos sobre el incremento de la inseguridad en nuestro
país, nos estamos refiriendo, en mayor medida, al aumento de acciones
delictivas tales como el robo al paso, el arranchón, el carterismo, el cogoteo,
el bujiazo, es decir, a delitos patrimoniales, que suelen ejecutarse en la vía
pública, y que sumados a delitos de mayor proporción e impacto tales como
violaciones, secuestros, extorsiones, sicariato, homicidio, generan un clima de
incertidumbre, temor y sobresalto en la población, lo que termina por convertir
a nuestras calles en espacios inseguros, en los que convive la violencia, donde
el peligro acecha y en los que somos completamente vulnerables.
Por ello, cuando los especialistas, civiles, policiales o militares,
exponen sus propuestas para enfrentar dicha situación, parten de un enfoque en
el que el “peligro”, la “inseguridad” y la “violencia” se desarrollan, casi en
su totalidad, en espacios abiertos y públicos, pensando que los ciudadanos
están más seguros de la puerta de sus hogares hacia dentro, pero que saliendo
se vuelven blancos de los crecientes índices de inseguridad.
Sin embargo, este enfoque conservador contiene un error que lo hace
incompleto, ya que deja de lado el peligro, la inseguridad y la violencia que
se desarrolla en el ámbito familiar, y más aún, en el ámbito digital.
En la actualidad, la sociedad ha visto nacer ante sus ojos un mundo
paralelo al mundo real, el mundo digital. Estos mundos interactúan de forma
permanente y terminan por amalgamarse, lo que dificulta poderlos separar.
Hoy millones de ciudadanos no sólo tienen un DNI como documento de
identidad, sino que además cuentan con perfiles públicos, cuentas de correos
electrónicos, acceso a espacios virtuales de almacenamiento, etc. Cada uno de
estos espacios virtuales contiene información personal de cada usuario, rasgos
únicos de comportamiento, características psicológicas y emocionales de cada
uno de ellos, datos de cuentas bancarias, imágenes y vídeos privados, etc.
Pero, similar a lo que sucede en el mundo real, el mundo digital también ve
incrementarse las situaciones de riesgo, peligro y violencia.
Sin salir de casa, un ciudadano puede ser víctima de hurto, robo,
estafa, extorsión, acoso, abuso sexual, violencia, robo de datos personales,
suplantación, secuestro de documentos, difamación, violación a su intimidad,
sicariato digital, etc. El problema es que todos y cada uno de estos peligros
no son tomados en cuenta por los enfoques conservadores, sea porque los
desconocen de plano, o por temor a abordar temas sobre los que no se sienten
seguros de discutir, ya que implica por lo menos un conocimiento básico de los
conceptos, y también el manejo de tecnologías de información y comunicación,
cosa que para muchos “especialistas” es tanto como si les estuvieras hablando
en chino.
¿Cuántos ciudadanos no han visto aparecer publicaciones, notas o
comentarios con su nombre, señalándose como suyos a pesar de nunca haber sido
publicados por él? ¿ Cuántos no han perdido el acceso a alguna de sus cuentas,
sea en redes sociales o correo electrónico, porque alguien se apoderó de su
clave? ¿Cuántos no se han encontrado con un perfil o página que dice ser suyo
pero que sólo representa un espacio falso dirigido a difamarlo? ¿Cuántos no han
visto desaparecer, en un segundo, sus ahorros de toda una vida por robos
virtuales a sus cuentas, pérdidas que al final muchos bancos no querrán asumir?
¿Cuántos no se han sentido acosados, insultados, expuestos al abuso y la
violencia digital; o ser víctimas de violación a su intimidad al ver propalados
imágenes o vídeos personales o íntimos, los que son expuestos al mundo entero?
¿Cuántas empresas no sufren hoy el secuestro de sus datos e información y
terminan por ser extorsionados por delincuentes que, sólo previo pago,
terminarán por desencriptar y liberar los documentos secuestrados, que son
vitales para el devenir de la empresa? ¿Cuántos padres y madres no se enteran
sino hasta que es muy tarde, que sus menores hijos e hijas son acosados
sexualmente por extraños, son sexualizados con imágenes inadecuadas, y terminan
por ver expuesta su intimidad, e incluso terminan por ser abusados o
desaparecidos, para luego ser víctimas de explotación sexual? ¿Cuántos de
nosotros no hemos recibido llamadas a media noche, supuestamente de algún familiar,
que entre sollozos nos dice que ha caído preso o ha tenido un accidente, y que
requiere urgente, de forma inmediata, que depositemos dinero a una cuenta?
Podríamos detallar y hacer una lista interminable de peligros que hoy
nos acechan cotidianamente en el mundo digital, y que por desgracia, no son
discutidos ni tomados en cuenta al momento de referirse a la inseguridad
ciudadana, como si sólo lo que acontece en las calles fuera el único y real
peligro.
Por ello, necesitamos poner en discusión, en el centro del debate
político, la inseguridad ciudadana en el mundo digital, que no es más
importante que lo que acontece en el mundo real, pero tampoco lo es menos, por
lo que un enfoque que pueda discutir y plantear soluciones al respecto es
imprescindible.
Dimitri N. Senmache Artola | Especialista en seguridad ciudadana digital
| twitter: @senmache | Facebook: /dimitri.senmache | móvil 987-706-591
0 comentarios:
Publicar un comentario
Estimad@, si deseas comentar, por favor, hazlo guardando siempre el respeto y los buenos modales. Puedes discrepar, nunca insultar. Gracias
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio